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Además del Trasvase, una de las palabras que más se escucha estos días es la de traidor. López Miras y el PP murciano consideran ... traidores a los socialistas de la Región por no haber apoyado el blindaje del acueducto; mientras que el equipo de Francisco Lucas replica que Feijóo ha dejado en la estacada a Miras. En Vox consideran traidores a los del PP y del PSOE; y los socialistas de Castilla-La Mancha califican de traidores a los populares de esa región. Como colofón, unos reprochan a otros que estén engañando a los regantes con el agua.
La concatenación estas semanas de sucesos relacionados con el Trasvase empezó con la presentación de unas nuevas reglas hechas a medida para estrangular los envíos de agua para la agricultura; siguió con el episodio en el Congreso de los Diputados, en el que todos se retrataron; y contó además con la participación del Tribunal Supremo por medio de una sentencia tan compleja y alambicada que añade más confusión. Si se analizan el momento, la casualidad y la oportunidad de estos acontecimientos, todo parece que ni hecho de encargo.
El clímax llega con el anuncio de Francisco Lucas de que el Ministerio prevé construir dos nuevas desaladoras en Águilas y Torrevieja para compensar el recorte del acueducto, con 150 hm3 adicionales. El PSOE regional, de Alicante y Almería, parece que han arrojado la toalla en defensa del Trasvase agrícola. Ante el creciente malestar y la rebelión del agro levantino, el Gobierno central se descuelga con este compromiso, fruto en parte de un estudio que hay en marcha, para tratar de paliar la difícil situación en la que quedan los socialistas murcianos.
El Ministerio y el PSOE dan una patada hacia adelante y presentan ahora casi por sorpresa esta ambiciosa inversión, lo cual pone en evidencia la inconsistencia del plan de desalación que dejó la nefasta gestión hídrica de Teresa Ribera.
¿El Ministerio se da cuenta ahora de que no hay suficientes recursos para compensar su 'hachazo' al Trasvase, algo que ya se venía advirtiendo, y más a partir de 2027 con el cierre de pozos? Suena a improvisación que precisamente en este momento proponga más desaladoras, que requerirán una gran inversión (¿quién paga?) y muchos años de trámites y ejecución, máxime cuando el actual programa para ampliar la producción está a medio, con las plantas fotovoltaicas muy retrasadas y la interconexión de desaladoras bloqueada.
Con este precedente, y suponiendo que el anuncio no sea una engañifa para intentar aplacar la indignación del Levante, se necesitará mucho tiempo para que funcionen las nuevas desaladoras. Mientras tanto, el recorte del Trasvase sigue imparable, y con otras reglas que lo reducirán todavía más. ¿Cómo va a sobrevivir gran parte del regadío, del que dependen miles de familias? La descoordinación es evidente, lo cual denota la mala planificación del Ministerio, obsesionado con sus postulados antitrasvasistas e incapaz de resolver el déficit del Segura.
La CHS tenía en estudio una desaladora de tamaño mediano. Y los regantes de Lorca pidieron otra. Si se pretende construir una de grandes dimensiones, de 100 hectómetros, en Torrevieja, eso son palabras mayores. Ya existe una planta gigante que alcanzará los 120, y a su lado hay terreno disponible para acoger otra instalación, pero habría que redimensionar las redes de captación y vertido o construir otras. Habrá que evaluar además el enorme consumo energético, así como el precio que tendrán que pagar los regantes, que ahora tienen una tarifa subvencionada.
El PSOE regional trata de salvar los muebles atrapado por su incapacidad de discrepar del Gobierno de la nación. De la misma forma que los socialistas castellano-manchegos exigen el cierre del Trasvase, los socialistas murcianos deberían hacer valer su posición contraria, aunque subyace otro elemento diferenciador: en Castilla-La Mancha gobiernan, y en Murcia no desde hace 30 años, con la perspectiva de que sean más. De ahí que en Ferraz hagan sus cálculos con los escaños que hay en juego en cada territorio.
Francisco Lucas perdió la oportunidad de apoyar la proposición para blindar el Trasvase con los tres votos murcianos. Ejemplos hay en su partido de diputados que votaron en conciencia rompiendo la disciplina. Y una vez que la propuesta hubiera iniciado el trámite parlamentario, ahí tenía Lucas otra oportunidad de hacer valer la posición del PSOE regional en materia de agua. Peor no le habría ido al Trasvase. Al menos que le recuerde a García-Page que La Mancha tiene prioridad de uso, pero que el agua es de todos los españoles.
A todo esto, ¿qué harán los diputados murcianos cuando la parte dura de las próximas reglas se vote en el Congreso, puesto que habrá que cambiar la ley? ¿Se plegarán también al Gobierno de Sánchez, argumentando que ha prometido dos nuevas desaladoras?
En cuanto a Podemos, su diputado por Murcia, Javier Sánchez Serna, hizo una pirueta: explicó que su partido reconoce la importancia del Trasvase, pero se abstuvo, a la espera de que el cambio climático, dijo, cierre el acueducto. Parece que no será tan inminente, ya que la cabecera del Tajo tiene unas reservas históricas de casi 1.600 hectómetros. ¿Será por ello que Sara Aagesen, García-Page y Hugo Morán se han apresurado a acelerar el tránsito?
¿Sabía el Ministerio que el Tribunal Supremo votó el 23 de abril la sentencia que añade más leña al Plan del Tajo? Fue tres semanas antes de que se rechazara la propuesta para blindar el Trasvase. Nadie sabe hasta ahora las consecuencias de ese fallo –salvo el varapalo al Gobierno–, pero es indudable que la iniciativa (fallida) sobre el Tajo-Segura habría recobrado importancia en el Congreso para reaccionar legislativamente ante los efectos de la sentencia.
En la próxima visita que haga a la Región de Murcia, el líder nacional del PP, Núñez Feijóo, lo tendrá muy difícil para explicarle a los regantes por qué no apoyó el blindaje del Trasvase Tajo-Segura en el Congreso de los Diputados, donde se perdió por un voto. Para la toma en consideración de la proposición de ley en defensa del acueducto no hubiera bastado con un empate, pero en las filas populares y en el sector agro aún escuece la ausencia del dirigente popular, que ni siquiera ejerció el voto telemático en un asunto tan trascendente. La tarde del miércoles hubo muchas llamadas a las terminales del PP por parte de agricultores enfadados, preguntando dónde estaba Feijóo, el mismo que se ha prodigado en visitas a la Región para pedir el voto del campo.
El eclipse de Feijóo responde a una estrategia de pretender nadar y guardar la ropa, para no enfadar a otros territorios mostrándose partidario de los trasvases, aunque haya dejado a los pies de los caballos de los populares manchegos, abandonando al mismo tiempo a su barón López Miras. Su voto quizás no fuera decisivo, como dicen, pero sí muy importante políticamente.
Este episodio lleva a preguntarse qué hará realmente Feijóo con el agua si gobierna. ¿Se plegarán también los populares murcianos a su indefinida política hídrica? ¿Hará Feijóo lo mismo que Rajoy? Aquel no resolvió el déficit, prometió rescatar el trasvase del Ebro y se olvidó al día siguiente, dejó la desalación de lado y promovió el Memorándum con luces y sombras (una débil paz territorial y un recorte del Trasvase que fue censurado por los socialistas murcianos).
En esta guerra, socialistas y populares llevan encima sus mochilas, pero ahora la pelota está en el tejado del PSOE. No son solo los 100 hm3 que se recortarán del Trasvase, sino la incertidumbre cada vez mayor de agua para un sector estratégico y con un enorme impacto socioeconómico.
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