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Cambiar la imagen de un barrio no se consigue de la noche a la mañana, pero es importante dar pasos para demostrar que es posible. Esa es la idea que tienen en el CEIP Los Rosales de El Palmar, cansados de que la imagen que se tiene de su barrio esté siempre ligada a delitos, drogas y detenciones. Por ello, con motivo de la semana cultural del centro en abril, decidieron encargar al reconocido artista de San Pedro del Pinatar Goyo203 un mural en dos de las paredes de la fachada del colegio. Se trata de una obra en la que una pintura se une con la otra a través de un cable que conecta el vaso con el que los niños se comunican.
El artista, que ha titulado la obra 'El juego es un idioma común', ha querido representar «la importancia del juego, que es un idioma que trasciende de las barreras lingüísticas, culturales y sociales. Desde la infancia, los seres humanos recurren al juego como una forma natural de comunicación, aprendizaje y socialización. El juego fomenta la empatía, el trabajo en equipo y la resolución de conflictos, valores fundamentales en cualquier sociedad».
La sorpresa para el colegio ha llegado con la elección del grafiti como el cuarto mejor del mundo para la web Street Art Cities en el mes de abril. Solo ha quedado por detrás de otras creaciones en Brasil, Argentina y Colombia. «Lo bonito es que no fue Goyo203 el que lo presentó al concurso, fueron ellos los interesados», explica Fernando Gómez, secretario del centro.
El director del centro, Jesús Rizo, explica la importancia que tiene para ellos y para la imagen de Los Rosales. «Esto solo no va a cambiar nada, pero sí esto junto a otras muchas iniciativas que estamos haciendo. El claustro está implicado en actividades deportivas y la Fundación Carlos Alcaraz también lleva a cabo varias actividades por la tarde. Todo ello contribuye a cambiar esa imagen». El director añade que «la mayoría de nuestros alumnos son inmigrantes y también un porcentaje importante de etnia gitana con todos los estereotipos que eso conlleva. Por eso desde el claustro queremos llevar y visibilizar todas estas iniciativas para evitar prejuicios como que algunos padres no quieran traer a sus hijos a este colegio. Sabemos que es un proceso lento porque cambiar ciertas ideas es difícil, pero ilusión no nos falta».
Fernando Gómez, secretario del centro, añade que son «un colegio público normal y corriente de toda la vida. Es cierto que en el barrio a veces pasan cosas negativas, pero la mayoría de las familias son espectaculares. Algunos de nuestros alumnos son los que en un futuro nos operarán en los hospitales o nos atenderán en cualquier sitio».
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