El local de Murcia donde se come como los reyes

El Real Casino es uno de los espacios más visitados por los turistas que recalan en la ciudad gracias a su historia, su ubicación y su belleza. Es difícil entrar en sus salones y no mirar hacia arriba. Entiendo que los reyes de todas las dinastías del mundo comerán en salones parecidos a estos y nosotros lo tenemos al alcance de la mano por poco más de treinta euros. Al entrar por el lateral, cruzo el salón azul para dirigirme al comedor principal. A mi izquierda, en otra sala de los socios, una pareja de jubilados juega al billar a tres bandas. El Casino es un club privado donde los socios disponen de instalaciones y de algunas ventajas en el restaurante.

En la carta, un menú de 33 y otro de 40 euros. Ensaladilla, tabla de quesos, embutidos de chato, croquetas de vaca madurada, caballitos de cigala, corvina, cocochas, tomate partido, tortilla de alcachofa a la brasa, pulpo rockero, calamar a la romana, milanesa de chato con pisto y huevo, solomillo de angus y cinco postres son algunos de los platos principales.

Yo comienzo con una tabla de hueva de mújol y mojama que llega a mi mesa con unas almendras fritas, uvas partidas a la mitad, y una disposición de las lascas en forma de zigzag muy cuqui. El servicio de camareros es una gozada por su atención pero, sobre todo, por la naturalidad con la que resuelven los pequeños contratiempos que van surgiendo. Me recomiendan la ensaladilla rusa y creo que acierto porque es un buen ejemplo de lo que encontramos en el restaurante durante toda la experiencia; un producto o elaboración archiconocido con un toque personal del cocinero, Curro, que hace que el plato crezca. En este caso, dos salsas y sucedáneo de caviar por encima.

El plato que más me gusta es el de los caballitos. Por cierto, si hay que poner un pero al local es que los platos, como por ejemplo el de los caballitos, no se pueden pedir por unidades, sino que vienen seis piezas. Por eso la experiencia sale más cómoda si la mesa es de cuatro.

En cualquier caso, los caballitos están riquísimos por sí solos. Utilizan una cola de cigala y el rebozado crujiente se mezcla con la suplementación que el cocinero le aplica a base de pico de gallo -verduras cortadas muy finas con limón- y una salsa tártara con ralladura de limón verde. Una forma perfecta de hacer un aperitivo de bocado en un plato.

Deliciosas y cremosas las croquetas de carne madurada -también vienen cuatro-, las chuletas de lechal con unas patatas divinas y una emulsión de ajo cabañil y tierno como el agua y en su punto perfecto de cocción el entrecot de vaca madurada.

Me dejo para una próxima visita las cocochas y los cinco postres que parecen estar inspirados en el Orient Express y que llevan por nombre París, Munich, Budapest, Estambul, y un variado a modo de 'petit four'. Manzana, chocolate, cerezas, vainilla, caramelos, cremoso de arroz con leche o helado de pistacho son algunos de los sabores que forman el mundo dulce del Casino.

En definitiva, el Real Casino de Murcia ha sabido conectar con un público que busca comer productos reconocibles a los que el cocinero le añade una buena dosis de cariño. Para sentarse en una de las mesas de espejo del comedor y sentirse como un rey durante un par de horas.

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