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Nanysex sale de la jaula

Álvaro Iglesias, condenado por abusar de cinco niños en Murcia y Madrid, queda libre tras 20 años en prisión

Domingo, 25 de mayo 2025, 07:25

La jaula se abre. Nanysex sale. A paso lento, con la cabeza gacha, aunque no por vergüenza, sino por costumbre. Han pasado veinte años. Veinte. Los mismos que marca la ley como límite para el castigo humano de actos inhumanos. Y Álvaro Iglesias Gómez, 'Nanysex', considerado por la Policía el mayor pederasta en la historia de España y conocido como 'el violador de bebés', ya ha cumplido su pena. Está libre.

La celda de Estremera se cierra a su espalda. Es fin de semana. Un funcionario anota la hora. Los presos no lo miran. Los vigilantes, menos. Él tampoco se gira. Fue siempre sigiloso, hábil, meticuloso. Como todos los depredadores sexuales, supo esconderse entre los buenos.

Entró como un joven de 22 años, ahora es un hombre de 42 años. Ha pasado dos décadas en una celda, pero en la cabeza de quienes lo persiguieron hasta la extenuación sigue rondando la pregunta: ¿Seguirá siendo el mismo?

2002

Álvaro Iglesias, ‘Nanysex’, trabajaba en un cibercafé de Lo Pagán. Allí se masturbó delante de un niño de dos años en un baño y luego cuando el menor estaba durmiendo en una vivienda donde él residía, le hizo tocamientos y se masturbó eyaculando sobre el menor. Todo lo grabó y lo compartió con una red de pedófilos.

2003

Nanysex fue contratado como canguro por un matrimonio de la localidad madrileña de Collado Villalba para que cuidara a sus hijos de dos años y año y medio. Cuando estaba solo con ellos, les tocaba los genitales, les introdujo un dedo por el ano y les obligaba a hacerle felaciones. Los actos fueron grabados y compartidos en la red de pedófilos.

Noviembre 2003 - Febrero 2004

El acusado compartía piso en Collado Villalba con los padres de un menor de 4 años, del que abusó junto con otro de sus compinches.

Collado

Villalba

Murcia

Abril y Mayo 2004

El pederasta aprovecha que comparte casa en Murcia con una mujer y su hijo para grabar «los tocamientos obscenos» que le hace al menor, de 3 años.

Inicios de 2005

La Secretaría General de Interpol en Lyon alerta a la Policía Nacional del hallazgo en internet de fotografías pornográficas con un bebé supuestamente grabadas en España.

Lyon

España

Mayo de 2005

Nanysex es detenido en el marco de la ‘Operación Kova’ contra una red de pederastia desarrollada en Murcia y Barcelona. «He estado con cien niños» le confesó a los agentes durante su arresto.

Julio de 2008

La Audiencia Provincial de Madrid condena a Álvaro Iglesias a 58 años de prisión por cinco delitos de abusos sexuales y seis de corrupción de menores.

Octubre de 2009

El Tribunal Supremo reduce la condena en 13 años y medio de prisión al entender que la Audiencia realizó una aplicación indebida del agravante de abuso de confianza, quedando en 44 años y medio de cárcel.

Mayo de 2025

Nanysex sale de prisión tras cumplir el máximo de pena.

2002

Álvaro Iglesias, ‘Nanysex’, trabajaba en un cibercafé de Lo Pagán. Allí se masturbó delante de un niño de dos años en un baño y luego cuando el menor estaba durmiendo en una vivienda donde él residía, le hizo tocamientos y se masturbó eyaculando sobre el menor. Todo lo grabó y lo compartió con una red de pedófilos.

2003

Nanysex fue contratado como canguro por un matrimonio de la localidad madrileña de Collado Villalba para que cuidara a sus hijos de dos años y año y medio. Cuando estaba solo con ellos, les tocaba los genitales, les introdujo un dedo por el ano y les obligaba a hacerle felaciones. Los actos fueron grabados y compartidos en la red de pedófilos.

Noviembre 2003 - Febrero 2004

El acusado compartía piso en Collado Villalba con los padres de un menor de 4 años, del que abusó junto con otro de sus compinches.

Collado

Villalba

Murcia

Abril y Mayo 2004

El pederasta aprovecha que comparte casa en Murcia con una mujer y su hijo para grabar «los tocamientos obscenos» que le hace al menor, de 3 años.

Inicios de 2005

La Secretaría General de Interpol en Lyon alerta a la Policía Nacional del hallazgo en internet de fotografías pornográficas con un bebé supuestamente grabadas en España.

Lyon

España

Mayo de 2005

Nanysex es detenido en el marco de la ‘Operación Kova’ contra una red de pederastia desarrollada en Murcia y Barcelona. «He estado con cien niños» le confesó a los agentes durante su arresto.

Julio de 2008

La Audiencia Provincial de Madrid condena a Álvaro Iglesias a 58 años de prisión por cinco delitos de abusos sexuales y seis de corrupción de menores.

Octubre de 2009

El Tribunal Supremo reduce la condena en 13 años y medio de prisión al entender que la Audiencia realizó una aplicación indebida del agravante de abuso de confianza, quedando en 44 años y medio de cárcel.

Mayo de 2025

Nanysex sale de prisión tras cumplir el máximo de pena.

2002

Álvaro Iglesias, ‘Nanysex’, trabajaba en un cibercafé de Lo Pagán. Allí se masturbó delante de un niño de dos años en un baño y luego cuando el menor estaba durmiendo en una vivienda donde él residía, le hizo tocamientos y se masturbó eyaculando sobre el menor. Todo lo grabó y lo compartió con una red de pedófilos.

2003

Nanysex fue contratado como canguro por un matrimonio de la localidad madrileña de Collado Villalba para que cuidara a sus hijos de dos años y año y medio. Cuando estaba solo con ellos, les tocaba los genitales, les introdujo un dedo por el ano y les obligaba a hacerle felaciones. Los actos fueron grabados y compartidos en la red de pedófilos.

Noviembre 2003 - Febrero 2004

El acusado compartía piso en Collado Villalba con los padres de un menor de 4 años, del que abusó junto con otro de sus compinches.

Collado

Villalba

Murcia

Abril y Mayo 2004

El pederasta aprovecha que comparte casa en Murcia con una mujer y su hijo para grabar «los tocamientos obscenos» que le hace al menor, de 3 años.

Inicios de 2005

La Secretaría General de Interpol en Lyon alerta a la Policía Nacional del hallazgo en internet de fotografías pornográficas con un bebé supuestamente grabadas en España.

Lyon

España

Mayo de 2005

Nanysex es detenido en el marco de la ‘Operación Kova’ contra una red de pederastia desarrollada en Murcia y Barcelona. «He estado con cien niños» le confesó a los agentes durante su arresto.

Julio de 2008

La Audiencia Provincial de Madrid condena a Álvaro Iglesias a 58 años de prisión por cinco delitos de abusos sexuales y seis de corrupción de menores.

Octubre de 2009

El Tribunal Supremo reduce la condena en 13 años y medio de prisión al entender que la Audiencia realizó una aplicación indebida del agravante de abuso de confianza, quedando en 44 años y medio de cárcel.

Mayo de 2025

Nanysex sale de prisión tras cumplir el máximo de pena.

Ese que con doce años ya se asomaba al urinario para espiar a los más pequeños del colegio. El que a los trece abusó por primera vez de un niño de cinco. El que, con veinte, se convirtió en la niñera de padres que jamás supieron que su canguro, que se ofrecía a tres euros la hora, entraba a sus casas con una cámara de vídeo oculta en la mochila y el deseo de hacer pedazos la infancia de sus hijos.

El inicio de la caza

Su historia, sin embargo, empezó a desmoronarse a finales de 2004. Y comenzó al otro lado del océano Atlántico, cuando un agente encubierto de la Policía de Toronto (Canadá) navegaba por la Freenet, la red oscura, y encontró una serie de imágenes.

Al principio no parecían delictivas. Un niño vestido en una escena cotidiana. Pero algo no encajaba, le resultó sospechosa. Tiempo después aparecieron nuevas fotos. Dos adultos abusaban de un bebé de unos 28 meses. Y empezaron a aparecer pistas. Un billete de Cercanías Renfe del círculo B3 de Madrid, en el norte de la capital. Una toalla del hospital La Paz. Un teclado con la letra 'Ñ'. Una cámara con número de serie vendida solo en España.

La Secretaria General de Interpol, en Lyon (Francia), dio la alerta. En Madrid, la Brigada Central de Investigación Tecnológica (B.C.I.T.) de la Policía Nacional, asumió el caso. Le pusieron nombre: Operación Kova. El otro seudónimo que Álvaro Iglesias usaba en los foros cerrados.

Eduardo Casas fue uno de los policías que participó en la investigación. Se dejaron la piel. «Hubo mucho trabajo y mucha paciencia». Recuerda que en una de las grabaciones que analizaron, el niño golpeó la cámara por accidente. «En ese giro aparecen tres fotogramas con el rostro del agresor. Teníamos una cara, pero sin nombre». Las indagaciones les llevaron hasta un foro de intercambio de fotos de menores desnudos, donde alguien escribe un mensaje despreciando a los demás usuarios. «Lo bonito son los abusos reales, no estos niñitos sin ropa», tecleó. Esa persona usó un correo rastreable. Se arrepintió. Lo borró. Pero era tarde. «La caché de Google guardó el mensaje y conseguimos un correo. Con esa dirección, obtuvimos unas direcciones IP», recuerda Casas.

La pista llevó a los investigadores a Murcia donde había múltiples conexiones desde una misma tienda de informática, 'Tunning PC', situada en la calle San Pedro. Al identificar a los trabajadores, los agentes reconocieron el rostro de los fotogramas. Era Álvaro Iglesias Gómez. Tenía 22 años y compartía el local con su hermano.

Los agentes lo vigilaron durante una semana. Eduardo Casas estuvo detrás de él y rememora que una vez se quedó solo tras él y tuvo que disimular, porque creyó verse descubierto. Que otra vez se le sentó al lado en un banco y lo miró. Que cuando lo detuvieron, el agente le preguntó si sabía quién era. «No te he visto en mi vida», respondió Iglesias. En el registro, los compañeros de piso se pusieron nerviosos. «Él no. Sabía perfectamente por qué estaban allí», afirma el investigador.

La declaración duró 16 horas. Fue él mismo quien reveló el número de víctimas. «He estado con cien niños», dijo en un primer momento. Luego matizó: «No significa que haya abusado de todos». En el juicio declaró que fueron cinco. Las psicólogas apuntaron entre treinta y cuarenta. Grabó todo. Guardaba los vídeos. Los etiquetaba. «Eran mis trofeos», declaró.

Las presas del depredador

Los investigadores repasaron miles de archivos. En uno de los vídeos reconocieron un sofá. Buscaron pisos en alquiler en la zona norte de Madrid hasta encontrarlo. Estaba en Collado Villalba. Era la casa del niño víctima de abusos, que descubrió el policía canadiense. Vivía allí. Era hijo de un compañero de piso. Junto con Eduardo Sánchez Moragues, alias 'Todd', otro de los detenidos, lo violaron. Nanysex lo penetró analmente.

El resto de víctimas se pueden contar tragando saliva. En 2003, en Lo Pagán, se masturbó delante de un niño de dos años en los servicios de un cibercafé donde trabajó. Luego fue a su casa, se metió en su cama y se masturbó encima de él. Ese mismo año, en Collado Villalba, trabajó de canguro para una familia con dos niños (de 2 y 1 año, respectivamente) a los que realizó tocamientos, masturbaciones y felaciones. En 2004, en Murcia mientras compartía vivienda con una mujer y su hijo de 3 años, abusó del niño y grabó «los tocamientos obscenos» que le hizo al menor.

El depredador buscaba acercarse a sus víctimas agazapado en entornos familiares e infantiles, para tener contacto con ellos. Incluso intentó presentar un programa de Informática para niños en una televisión local de Murcia. Envió un currículum, pero no fue contratado.

Imágenes «brutales»

La 'operación Kova' marcó un antes y un después en la lucha contra la pornografía infantil en redes digitales en España. Con él cayeron en 2005 dos depredadores más de la red pedófila liderada por Nanysex. Las imágenes fueron calificadas como «brutales» por el entonces ministro del Interior, José Antonio Alonso.

Por debajo de Nanysex estaban otros dos pederastas. Se trata de Eduardo Sánchez Moragues ('Todd'), 24 años, afincado en Barcelona y estudiante de Geografía en la Universidad de Lleida. Tenía pensado montar una guardería. Viajaba allá donde hubiera un niño disponible. Fue extraditado a Estados Unidos por abusar allí de un menor e investigado en Finlandia por una agresión sexual a otro niño. Fue condenado a 14 años y 6 meses de cárcel por un delito continuado de abuso sexual y cuatro delitos de corrupción de menores

José Gómez Cansino ('Aza'), 23 años y estudiante de Biología en Vigo. Fue acusado de un delito continuado de abusos a dos hermanos que tenían 7 y 9 años en el momento de la detención. Le cayeron 31 años de prisión por dos delitos continuados de abuso sexual y otros tres de corrupción de menores. El tercer implicado fue detenido en Murcia, Antonio O. M., de 43 años. Era 'el gran distribuidor'. En su casa apareció toda una videoteca de atrocidades. Cumplió tres años de cárcel por difundir y distribuir material pornográfico.

Los vídeos de la red pedófila llevaban dedicatorias. El acceso al canal era exclusivo. Solo entraba quien aportaba nuevo material. No buscaban dinero, solo niños.

Pintada en la tienda de Murcia usada de tapadera por Nanysex. Guillermo Carrión / AGM

Dos décadas entre rejas

La sentencia llegó en 2008. La Audiencia Provincial de Madrid condenó a Nanysex 58 años de prisión. El Supremo lo rebajó a 44 y medio. Cumplió el máximo legal de 20. En tercer grado accedió a pornografía infantil y le retiraron el beneficio.

Hoy, Iglesias está fuera. Vive lejos de Madrid. Nadie sabe exactamente dónde. Tiene prohibido acercarse a las víctimas durante diez años. Pero no lleva pulsera telemática para agresores sexuales ni tiene vigilancia. Puede pasear por un parque, mirar escaparates de jugueterías, observar sentado en la arena de una playa.

El abogado murciano Manuel Maza ejerció hace 17 años la acusación particular en representación de un menor de Murcia. Hoy lamenta la puesta en libertad de Nanysex. «Sufre una adicción irrefrenable» y «no tiene curación». El letrado hace hincapié en que este caso provocó una reforma que abrió la puerta a la aplicación de medidas de libertad vigilada, pero no pudo aplicarse a Álvaro Iglesias. «Los que están en peligro ahora son nuestros niños», enfatiza, «porque es una caja de bombas».

El caso sigue siendo, para los investigadores, el más grave en materia de pornografía infantil al que se han enfrentado. Uno de ellos dijo que no había forma de sobrellevarlo si te parabas a contemplar el rostro de los niños y dejabas que se te grabara en la mente.

Por eso, fijaron sus miradas en los detalles de los vídeos y las fotos. En el error de un correo electrónico, una toalla, un billete de tren, un teclado y tres fotogramas. Eso les permitió llegar hasta él. Lo demás fue trabajo y paciencia.

  1. «Hay pederastas que no llegan a rehabilitarse; él puede ser uno»

Blanca Marín, psicóloga colegiada en el Colegio Oficial de Psicología de la Región y presidenta de la Asociación Albores de Murcia, advierte que no todos los agresores sexuales de menores pueden rehabilitarse. Y considera que el caso de Álvaro Iglesias Gómez, alias Nanysex, puede estar entre ellos. «El nivel de reinserción no es del 100%. Hay un porcentaje significativo que no se rehabilita, especialmente cuando no existe intervención terapéutica ni control posterior. Y esta persona podría ser una de ellas», señala Marín. No en vano, el forense que exploró a 'Nanysex' durante la instrucción señaló que padece una parafilia pedófila de tipo fijo-invariable, por la que se siente atraído solo por niños y niñas.

Sobre los indicadores de reincidencia, la psicóloga subraya la importancia del contexto, ya que «todo lo que tenga que ver con la infancia y su cercanía a ella puede ser un indicador». Tan cercano ha estado de ese ámbito, que en su última etapa de condena los funcionarios de prisiones le pillaron viendo videos de pornografía infantil cuando se le concedió el tercer grado que cumplía en el Centro de Inserción Social de Alcalá

En cuanto al perfil psicológico de personas que cometen este tipo de delitos, Marín aclara que no hay un perfil único. «Ese es el problema. No hay un rasgo claro que nos permita identificarlos antes. Muchos llevan una vida aparentemente normal, buscan espacios donde tener acceso a niños. Personas que generan confianza en el entorno familiar», explica la psicóloga. Añade que esa cercanía es uno de los obstáculos para que los menores se atrevan a contar lo que les ocurre. «Sienten que no les van a creer. Que el adulto tiene más credibilidad. A veces incluso temen ser regañados por hablar».

En cuanto a las secuelas que pueden quedar en las víctimas, Marín afirma que «nunca es una experiencia neutra. Puede afectar al desarrollo emocional, social y sexual. Hay consecuencias graves como ansiedad, depresión, autolesiones o ideas suicidas». Aunque señala que, con apoyo, muchas personas rehacen su vida. «No siempre se puede olvidar, pero se puede vivir una vida con calidad si se recibe la ayuda adecuada».

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