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Anunciaba esta semana el Ayuntamiento de Murcia que dos empresas han presentado sus ofertas para hacerse con el contrato de reparación de hasta 66 metros de agujeros ... –repartidos en cinco tramos– existentes en los cimbrados del entorno de la Orilla del Azarbe. Sin embargo, no recoge este encargo la totalidad de las roturas más urgentes y escandalosas que convierten esta transitada vía de pedanías en un auténtico campo de minas para los peatones. Se unen así a este repóquer de boquetes en fase de solución, al menos, otros cuatro hundimientos en las aceras construidas sobre este cauce avenamiento en la pedanía de El Raal, así como tres desprendimientos de menor tamaño en la zona de El Esparragal, según reconoce el concejal de Pedanías y Vertebración Territorial, Marco Antonio Fernández.
Asegura el edil que su intención es la de reparar estas roturas a lo largo de este año, recurriendo en esta ocasión a un contrato menor –también conocido como 'a dedo' o de adjudicación directa–, el cual tiene un presupuesto máximo de 40.000 euros. Su previsión es que este se pueda cerrar a finales de este verano y que permita incluir la práctica totalidad de las actuaciones más perentorias. Apuesta por utilizar esta fórmula contractual por dos motivos. El primero es que, a su entender, esta cantidad puede ser suficiente para cubrir las citadas actuaciones, a pesar de que los cinco primeros arreglos, ya en fase de contratación tendrán un coste de casi 80.000 euros, más IVA. «En el primer encargo, el hundimiento de la calle de los Rullos sube mucho el presupuesto, ya que su reparación supone un importe igual a la suma de los otros cuatro», incide el concejal, apuntando a que poner solución a esta segunda tanda sería más fácil.
Defiende Fernández, además, que la tramitación de un contrato menor es más sencilla y ágil –al contar con menos controles– y puede evitar retrasos en su ejecución. De hecho, explica que la licitación de estos primeros arreglos se fue enredando hasta el punto de que los pliegos tuvieron que rehacerse para lograr el visto bueno de la Intervención municipal. Parte de este atasco llegó de la mano de un recurso de la asociación conservacionista Huermur que cuestionaba la titularidad municipal del bien a intervenir. «Pero ha quedado claro que aunque los cauces son de los heredamientos de riego, el cimbrado y su uso peatonal son de titularidad pública», zanja el concejal.
No obstante, hasta que se saque a contratación esta nueva tanda de reparaciones, los socavones, algunos con bastante meses de antigüedad, permanecerán en la acera, interrumpiendo el tránsito peatonal y obligando a los viandantes, en muchos casos, a invadir la calzada. Pero lo cierto es que ni siquiera un futuro contrato 'a dedo' soluciona los problemas estructurales de un trazado con décadas de antigüedad y que parece haber entrado en barrena.
«Las quejas de los vecinos con continuas; la situación es desmoralizante, no solo por el estado actual de la vida, sino porque el peligro de roturas es constante, ya que el hormigón instalado parece haber finalizado su vida útil y presenta aluminosis en muchos puntos, favorecida por la permanente humedad a la que están expuestos», reconoce el presidente de la Junta Municipal de El Raal, Antonio Soto, que ya ha visto cómo sus vecinos se manifestaban por esta y otras carencias de la pedanía.
«En la reciente romería del Rocío tuve que ir recordándole a la gente que no se subiera a la acera», reconoce Soto, teniendo en cuenta que un hombre se rompió cinco costillas hace un año después de que el suelo desapareciera bajos sus pies. Tal y como apuntó en el pasado Pleno municipal el concejal Fernández, la Urbanizadora Municipal (Urbamusa) se encuentra realizando un estudio de diagnóstico a lo largo de todo el trazado de la Orilla del Azarbe para planificar una actuación integral sobre los puntos críticos que puede precisar de «cuatro o cinco años» para su ejecución.
Recuerda el edil que se trata de actuaciones caras que pueden llegar a costar mil euros por metro cuadrado de reparación, por lo que será necesario precisar qué tramos deben reponerse y en cuáles puede bastar una acotación de sus usos, utilizando señalizaciones y pivotes. Y es que, pese a que este cimbrado fue concebido para un uso peatonal, muchos conductores lo usan para aparcar sus coches o incluso para realizar maniobras con vehículos de gran tonelaje. Este es el origen, por ejemplo, del gran socavón existente junto al cruce con la carretera de Alquerías, con varios meses de antigüedad y provocado por un tráiler que se dio a la fuga sin que nadie pudiera coger su matrícula. Mientras, la Orilla del Azarbe seguirá siendo un campo de minas.
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