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Fran Hidalgo
Periodista y sumiller. Director de Mdecomunicación
Jueves, 1 de mayo 2025, 00:53
Para la página de hoy tenía pensado recomendar un champagne de esos de infarto, con su burbuja perfecta, su pedigrí y su precio de museo. Pero qué puñetas, barremos para casa, que los franceses ya se las apañan solos para vender. En esta ocasión se brinda con un espumoso que no necesita apellido extranjero: Les Danses, de Celler del Roure, un ancestral valenciano con alma, con nervio, y con una historia que se bebe a sorbos.
Hace un par de meses hice una parada en la bodega, allí donde triangulan Moixent, La Font de la Figuera y Fontanars dels Alforins. Iba a lo que iba: a comprar vino. Pero lo que me encontré fue algo muy potente. Un lugar con encanto de otro tiempo, como detenido en una postal antigua. Viñas que ondulan con el viento, muros de piedra que respiran historia, y una bodega que no presume, pero enamora mucho. Hay algo profundamente romántico en ese paisaje: una calma antigua, como de libro, como si alguien hubiese dibujado a lápiz la escena perfecta del vino bien hecho.
Y aquí nace Les Danses, un espumoso elaborado por el método ancestral, con la variedad autóctona mandó, que hasta hace poco estaba más cerca del olvido que de la gloria.
Bodega: Celler del Roure.
Variedad: Mandó.
Zona: Comunidad Valenciana.
Precio: 20 euros.
Pero aquí viene, como quien vuelve del exilio con ganas de fiesta, convertido en un vino burbujeante que te despierta el alma. Fermentación espontánea, sin aditivos, sin retoques, sin filtrar la personalidad. La burbuja es sutil, juguetona, pero con garra.
En boca es una explosión limpia: fruta roja, flores silvestres, frescura eléctrica y un final seco que te hace querer otra copa antes de terminar la primera.
No es un cava. No es un champagne. Es otra cosa. Mejor dicho: es lo nuestro. Un vino que no imita, que no aspira a otra cosa que a ser fiel a su tierra. Y lo consigue. Porque esto no es una moda, es un trabajo serio detrás de una uva rescatada y mimada como un tesoro.
Les Danses tiene estilo, tiene raíz, y tiene ese punto alegre que te hace pensar que igual no necesitas buscar tan lejos para celebrar las cosas buenas. Un vino para brindar, para compartir, para bailar (sí, claro), pero también para sentarse tranquilo y mirar el paisaje.
Además, es bonito hasta decir basta. Etiqueta elegante, moderna, sin caer en lo obvio. Un espumoso que puedes llevar a cualquier mesa, desde una cena informal hasta una celebración en condiciones. Porque a veces lo más especial no es lo que viene de fuera, sino lo que tenemos aquí al lado, hecho con sentido y con alma.
Bodega: Angelo Gaja.
Variedad: Nebbiolo, merlot, barbera.
Zona: DOC Langue (Piamonte).
Precio: 60 euros.
Llamarlo descubrimiento suena casi a chiste. Angelo Gaja no se descubre, se admira. Pero este Sito Moresco es su cara más accesible, más inmediata, sin perder un ápice de esa elegancia que ha hecho de Gaja una leyenda. Un tinto de Langhe que mezcla nebbiolo, merlot y barbera con una armonía que solo los grandes consiguen.
Fino, preciso, con fruta roja, especias suaves y una textura que acaricia. Ideal para acercarse a la casa Gaja sin hipotecarse. Y si te quedas con ganas de más, busca el libro 'Las Lágrimas de San Lorenzo', de E. Steinbeck: un diario íntimo, casi poético, sobre su estancia en la bodega Gaja, escrito alrededor del mítico Sorì San Lorenzo. Una delicia para leer con copa en mano. Sito Moresco no es un descubrimiento. Es una puerta de entrada al mito.
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Fernando Morales y Álex Sánchez
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